sábado, 4 de mayo de 2013

VIAJE AL PAÍS VASCO

Quizás, lo más complicado, sea ordenar los pensamientos, los sentimientos, tomar una actitud crítica y ser capaces de poner en palabras los tres días que hemos vivido en el País Vasco. 

¿Cómo no dejarnos llevar por los sentimientos ante algo nuevo, qué vemos ante nosotros? ¿Cómo saber qué sentimos y por qué nos sentimos así ante lo que nos aparece? Intentar controlar las sensaciones que te transmite algo es complicado, pero hay que intentar mantener una actitud crítica para poder analizarlo. 

Los viajes nos llenan de recuerdos y emociones, abren las puertas de nuestros corazones para llenarlos un poquito más, nos despegan por un tiempo del mundo en el que vivimos para llevarnos a otro, para poder soñar. Nos despiertan la curiosidad, el querer verlo todo, conocer todo.

Nuestra experiencia comienza ahora, cuando ponemos en palabras lo vivido. 

El viaje que nos esperaba, se abría ante nosotros como un lugar desconocido, el cual solo quieres iluminar, e indagar en los más profundos y sentidos rincones que te oculta.

Nos esperaba como ausente y callado pero con muchas ganas de no callar, de gritar, de contarnos.

Viernes, 26 de abril de 2013. Bilbao - Museo Guggenheim







Y de repente lo ves, como aparece ante tus ojos, como surge por encima de la ciudad como si quisiera salirse de ella. Como si le sobrase todo lo que existe por allí y solo fuese suficiente el mismo, ya que lo que se puede observar alrededor es un conjunto de muchas cosas, diferentes, que no parecen hacerle un gran favor al edificio. El único alago que le hacen, es el no poder dejar de mirarlo, ya que parece que pierden algo de valor esas cosas que están a su lado.

Aunque está situado este gran edificio en la ría, elevándose como un barco, un barco con el que te apetece navegar, descubrir, recorrer, en el que poder viajar. 

Un conjunto de volúmenes, de formas sinuosas, que se combinan para dar un espectáculo inigualable, para mostrarse como algo ensoñador, como un espacio en el que indagar, en el que buscar cada rincón oculto y extraño en el que nunca antes nadie haya estado. 

Te invita a jugar con él, ha bailar con él, ha dejarte llevar, ha sentarte a ver que es lo que te quiere contar. A escucharlo, a verlo y observar cada uno de los puntos de vista que presenta y como van cambiando a cada metro más allá. Te invita a entrar y a que encuentres algo excepcional en él, algún agujero extraño en el que poder colarte para indagarlo.

Y una vez dentro de calla, te atrapa y te lleva a otro lugar, muy lejos del mundo en el que estás. 

Como un lugar inesperado, mágico, en el que todo tiene cabida, con formas realmente atractivas que te encogen. Te achata su grandeza y la magia que desprende. Como puede ser un lugar que no se te hubiese pasado por la cabeza ver. 

Y te llama a andar junto a él, a recorrerlo, a caminar, a no cerrar los ojos para no perderte cada esquina, cada rayo de luz, cada espacio que te deja. 

El calor que desprende te acoge, te envuelve, y te sientes con una calma y una tranquilidad que te hace sentir bien y hasta algo especial por asombrar aquel lugar. 

Un lugar para perderte, para estar, mirar y recorrer.

Sábado, 27 de abril de 2013. San Sebastián-Kursaal

Ciudad con encanto. Lugar para conocer. Pasear por sus playas es un privilegio y mirar alrededor todo un placer. 

Kursaal, obra agridulce. No quiere hablar el exterior, callado y apagado; ardiente y vivo su interior.

Lugar en el que se encuentra llamativo y peculiar pero bonito a su vez. No esperas ver algo así allí. Esperas algo más de él, que no llega. 

Volúmenes nítidos, que se combinan con la ciudad, a un lado, al otro el mar. 

Más que invitarte a entrar, tú quieres entrar, para ver más, porque crees que ahí no puede acabar todo, tiene que haber más que tú no ves, algo escondido que debes descubrir. 

Dentro, surge un lugar en el que perderte fácilmente, en el que la iluminación es exquisita y perfecta. 

Te asombra, entrañable e impresionante. Salas llenas de encanto y lugares en los que te apetece quedarte y estar. 

Minucioso y detallado, trabajado hasta el último punto de cada espacio, le da una grandiosidad al edificio. Te sientes bien, y en calma pero a la vez desconcertado, por la diferencia con el exterior y por como te hace sentir chiquitita. 

...

La ciudad, la playa de la Concha, la playa de Ondarreta, sus bares, su gente, la plaza de la Constitución, la parte antigua... No tienen nada que envidiar a nadie. Acogedores, tranquilos, lugares de paso enriquecedores, atractivos. 

Así como el museo San Telmo, enmarcado por el mar a sus espaldas y una plaza que se abre para contemplarlo sin problemas. Espacio de juegos, de tránsito, de paso, de estar, de observar. 

Exterior llamativo, y diferente a lo que se ve en la ciudad. Anguloso y pesado, que parece perder esta condición por la fachada tan peculiar. 

Espacio tranquilo y parece que poco conflictivo, aunque destacable por ese punto de variedad. 

...

Y recorrer la ciudad, atravesarla para llegar al Peine de los Vientos. Un lugar en el que observar y sentir grandeza y admiración por el espacio que se crea, que surge del mar. Que te invita a contemplar, a jugar con él.

Domingo, 28 de abril de 2013. Museo Oteiza

Asombrosa la labor manual, de trabajo minucioso y preciso, de trabajo detrás de la obra, de prueba y error. Obra inquietante, y única, muy admirable. 

Puedo afirmar y afirmo ahora: Que el arte consiste, en toda época y en cualquier lugar, en un proceso integrador, religador, del hombre y su realidad, que parte siempre de una nada que es nada y concluye en otra Nada que es Todo, un Absoluto, como respuesta límite y solución espiritual de la existencia.” Jorge Oteiza.

Con el viaje terminado, los recuerdos y las experiencias siempre nos quedarán ahí. Por mucho o por poco tiempo que pase las recordaremos. Igual que a las personas con las que las vivimos, que forman parte de ellas, y que las hacen también posibles. 



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